¿Quién es Ana Elena Rodríguez?

No existen verdades absolutas, todos somos diferentes y a cada quién le toca averiguar lo que es mejor para sí.

  Aquí estoy, hablando desde mi experiencia, desde lo que he podido observar y lo que me han compartido. Si es para ti, tómalo, si no, compártelo con quien podría servirle.

¡HOLA!

Te cuento un poco de mi:


Fui una niña muy tímida, cuya seguridad para socializar radicaba en buena medida en las calificaciones, y que desde los 8 años se empezó a preguntar sobre el sentido de la vida, de por qué nacemos en una familia y no en otra, de por qué tenemos una apariencia, unas cualidades y no otras.


En la universidad cambié de ciudad y decidí también reinventarme, aprovechando que nadie me conocía. Fue una experiencia que me voló la mente. Aunque siempre fiel a mis principios y mi esencia, me di cuenta de que no todo está dicho y nuestras posibilidades son infinitas.


A los 26 años dejé un trabajo en un corporativo (mientras todos me decían que estaba loca por dejar un buen trabajo) para tomar mi maleta y conocer otras culturas, otra gente, otras formas de pensar. Ahí aprendí que lo que yo daba por obvio no lo era, y no sólo eso, también que creerlo me generaba más conflictos que ventajas. Aprendí que hay muchas formas de ver y vivir la vida, y aprendí que lo mejor que puedo hacer para crecer es saber escuchar.


De los 34 a los 37 años pasé por muchos problemas para poder tener al bebé que tanto deseaba, mis visitas al médico y al laboratorio se volvieron parte de mis rutinas, ilusiones seguidas de desilusiones, mucho dolor físico y sobre todo del alma. Mi matrimonio pasó por duras pruebas y encontré en la meditación la herramienta que me sacó adelante, que me hizo crecer, que me ayudó a entenderme, a aceptarme con mis circunstancias, a ser mejor persona.


A los 37 años llegó finalmente mi bebé, un niño sano y feliz que me ha mostrado que mis límites están mucho más lejos de lo que yo creía, que me ha enfrentado a mí misma y me ha cuestionado mi manera de tomar decisiones. Que me llena de energía y también se la acaba. Que me hace evidente lo rápido que pasa el tiempo, lo rápido que puede cambiar todo y, por tanto, que más nos vale disfrutar lo que tenemos enfrente porque es completamente fugaz y completamente hermoso.


Y sí, también está la parte profesional. Fui empleada de un corporativo, actualmente estoy trabajando en la empresa que fundó mi papá y estoy trabajando por arrancar un emprendimiento que también se parece a un hijo en el nivel de exigencias, en la manera en que te enfrenta a ti mismo y en trabajar mucho esperando, en unos años, poder ver los frutos de tu trabajo. Experiencias profesionales tengo muchas, todas seguidas de aprendizajes que también espero ir compartiendo contigo.

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